Límite
E l otro día me cansé de sentir, y empecé a pensar, me cansé de coserme y empecé a intentar no romperme, porque andaba ya mi cerebro pidiendo treguas que hace tiempo no le concedo. Así que miré hacia abajo y cerré la puerta que tenía abierta en el pecho (sin llave, eso sí), y abrí la que tenía en la frente: que si entran, me toquen primero el cerebro y después bajen a todo lo demás; que el amor dura más si te conquistan la mente, que ahí es donde están todos los (re)cuerdos. Y si me quieres conocer, conviértete en mi sombra: pero espero que también estés en mis momentos más oscuros; no me servirás si te quedas sólo en los buenos. Así que lo he decidido: voy a ir de frente, que conozcan primero mi cara y no mis puñales; para que me quiten primero las lágrimas y no las alas.